GRIMALD EL LIBRERO

Cogió el metro y se dirigió a su destino: un pequeño local ubicado en la novena con la cuarenta y cuatro, en el lado occidental de la Isla, el barrio conocido como Devil’s Pan —un nombre muy propio en aquella ciudad en la que el azar parecía no existir, como si un extraño destino rigiera hasta las cosas más pequeñas—. Se trataba de la librería de Grimald, un lugar muy conocido por los caídos desde hacía más de cincuenta años.

La pequeña librería estaba exactamente igual que como Blake la recordaba. La asoció inmediatamente con recuerdos de su juventud, cuando Paul lo llevó allí por vez primera. Recordaba nítidamente su aroma a libros viejos. Por fuera tenía un aspecto —y ello desde sus inicios— viejo. No antiguo ni clásico, sino simplemente viejo, descuidado. Un pequeño escaparate, con el cristal bastante sucio, mostraba desde hacía décadas los mismos ejemplares, ya completamente amarillos y polvorientos: gruesos tomos encuadernados en cuero y cartón, de los más variados temas, como historia, filosofía, geografía, ciencias naturales, etc. Ediciones rústicas, de tan poco valor en su momento como ahora, y que parecían haber sido olvidadas allí. Sobre el escaparate, un letrero con letras góticas desconchadas rezaba: «Libros Antiguos de Grimald». La puerta, a duras penas sostenida por la vieja cerradura y las agonizantes bisagras, crujió lastimera al abrirse e hizo sonar una campanilla, necesaria para sacar al propietario del trabajo en el que normalmente estaba enfrascado. Y solía tardar en hacerlo.

Una vez dentro, Blake se encontró en un lugar que conocía muy bien, un pequeño recinto cuyas tres paredes restantes estaban cubiertas en su totalidad por altas estanterías que llegaban hasta el techo, atestadas de libros de todos los temas, tamaños y colores, aunque casi todos eran bastante antiguos y los lomos se veían gastados y desteñidos. En cada uno de los amplios estantes había en realidad dos filas de libros, una tras la otra, y sobre los libros puestos en vertical había, a lo largo de cada balda, muchos otros en horizontal. Como esas tres grandes estanterías de las paredes, pero más bajas, había también otras dos dentro del angosto recinto de la tienda, de modo que formaban tres pasillos longitudinales, más uno transversal al fondo. Además de los libros de las estanterías, el resto del espacio estaba lleno de más y más pilas de libros apilados en el suelo, hasta la altura de la cintura. Así que para moverse por los ya de por sí estrechos pasillos que formaban las estanterías, había que ponerse a veces de lado y tener mucho cuidado para no tirar ninguna de las pilas. El único mueble visible que no era una estantería llena de libros era una mesita rectangular al lado de la puerta, que por su puesto estaba también cubierta de ellos, aunque además había sobre ella una arcaica máquina registradora de botones redondos, un bloc de notas con su lápiz —Grimald echaba todas las cuentas a mano—, una vela gastada y un crucifijo. Blake se fijó en que del costado de una de las estanterías interiores colgaba un calendario ¡de hacía doce años!

En la librería no quedaba ni un palmo de espacio libre y todo estaba completamente cubierto de polvo. Olía a cerrado y la atmósfera resultaba bastante agobiante. Aunque no se veía desde su posición, Blake sabía que al fondo a la derecha se recortaba en una de las estanterías el hueco de una puerta, cubierta por una cortina de grueso y sucio terciopelo rojo, que daba paso a la también pequeña oficina de Grimald. En ella trabajaba, desde hacía medio siglo, el anciano librero, en una mesa atestada de libros y papeles, iluminada por la mortecina luz de un flexo. Revisaba sus adquisiciones y reparaba los libros que lo requirieran, o los juntaba para enviarlos a reencuadernar. También leía incansablemente sus libros, de los cuales aún le quedarían muchísimos por leer, por supuesto, cuando muriera.

 
Del capítulo 29 de Balada de los caídos



Si quieres visitar la librería de Grimald, lee de Balada de los caídos. Puedes encontrarla en Amazon o en tu librería online favorita, tanto en formato impreso (edición normal y de bolsillo) como digital. Más información sobre la novela en www.baladadeloscaidos.com.  

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INAUGURACIÓN

Inauguramos hoy esta web de Grimald Libros, con la que queremos abrir una ventana al mundo moderno y que entre un poco de aire en la oscura vieja librería de Grimald. Allí, en Hellstown, los vetustos tomos cubiertos de polvo y telarañas esperan ser leídos, a veces desde hace siglos. Libros llenos de secretos, terroríficos unos, esperanzadores otros; algunos reveladores del pasado oculto y otros del futuro ignoto; pero todos ellos apasionantes. En Grimald Libros hallarás la mejor colección de fantasía, terror, noir y ciencia ficción. Te esperamos. 



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